ATREVIDOS POR COSTUMBRE

Por Alfredo Zaiat*

Una idea recurrente es que la economía tiene que ser manejada por un súper ministro, un primus inter pares. La experiencia argentina ofrece varias muestras de ese desequilibrio. La dictadura tuvo a José Alfredo Martínez de Hoz; Carlos Menem, a Domingo Felipe Cavallo; y Fernando de la Rúa llegó al paroxismo de juntar en un mismo gabinete a seis economistas, para luego depositar su destino en Cavallo. Así le fue. En la fase de la globalización con hegemonía conservadora, la economía pasó a ser un ámbito exclusivo de los especialistas a quienes se les debía rendir tributo por su conocimiento.

LA MUERTE Y LA PLAZA

Por Edgardo Mocca*
Imagen: Leandro Teysseire.

Los comentaristas del establishment mediático han mostrado una impresionante falta de sentido del tiempo y de las proporciones políticas. Varios de ellos tardaron nada más que unos minutos después de la muerte de Néstor Kirchner para salir a marcar la cancha como si el objeto de la reflexión fuera un rumor o una encuesta de las que ellos mismos alucinan y no la desaparición del personaje político más importante de las últimas décadas. Maniáticos de la operación política disfrazada de análisis y pronóstico, rápidamente imaginaron un tiempo de incertidumbre, un tiempo de confusión, de debilidad, de concertación y de consensos. Evocaron desaforadamente el fantasma de Isabel y reclamaron el surgimiento de algún Balbín. Entraron al juicio de un acontecimiento histórico desde el lugar del cálculo chiquito.

LA MUERTE NUNCA FUE PERONISTA

Por Hernán Brienza*

La muerte no es peronista. Nunca lo ha sido. Es más, siempre ha acogotado a los líderes justicialistas en los peores momentos de la historia. En 1952, cuando los años felices comenzaban a ensombrecerse y la crisis económica decía presente, se llevó al corazón vibrante del peronismo: Evita. Anidó allí, en el lugar más íntimo de la mujer, para impedir la fecundización de un proyecto político diferente al que había gobernado la Argentina durante 100 años.

EL HOMBRE INESPERADO DE LA HISTORIA

Por Ricardo Forster*

A mí me unía un afecto muy grande con Néstor Kirchner. Tenía la sensación de que era alguien con quien podía compartir un café, conversar de la vida. Él transmitía esa sensación de amigo del barrio, tenía esa espontaneidad, ese modo de hablar que te colocaba, no frente a alguien distante, sino frente a alguien que estaba junto con vos. Por otro lado, también siento agradecimiento. Quizás esta sea la sensación más profunda. Siento un profundo agradecimiento por volver a sentir que tenemos un país, que lo podemos amar, que podemos soñar con transformarlo, con mejorarlo.

ELLA Y ÉL

Por Sandra Russo*

Apenas unos minutos después de haber inaugurado la capilla ardiente, Cristina acariciaba el féretro como se acaricia una camisa. Ya la separaban de su esposo las infinitas distancias que imponen los féretros cerrados. Al mismo tiempo, esa distancia indicaba que ellos, la esposa y los hijos, ya habían elegido una despedida anterior, íntima y secreta, preservada de lo público, a lo que ellos dedicaron sus vidas.

"NÉSTOR KIRCHNER SERÁ UN FUEGO DIFÍCIL DE APAGAR"


"Según me dijeron en la costa colombiana, un hombre viejo, pobre, pescador negro pudo subir al alto cielo y desde el alto cielo vio la tierra".
"A la vuelta contó y dijo que los humanitos somos un mar de fuegos, hay fuegos grandes, fuegos chicos y fuegos de todos los colores". "Ningún fuego es igual a otro fuego. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman, pero otros fuegos arden la vida con tantas ganas que no se pueden mirar sin parpadear y quien se acerca se enciende.
"Néstor Kirchner fue uno de esos fuegos y será difícil apagarlo".
Eduardo Galeano

DISCURSO DE NÉSTOR KIRCHNER - ASUNCIÓN PRESIDENCIAL 2003

Domingo, 25 de mayo de 2003
DISCURSO DEL SEÑOR PRESIDENTE DE LA NACIÓN, DOCTOR NÉSTOR KIRCHNER, ANTE LA HONORABLE ASAMBLEA LEGISLATIVA

Señores jefes de Estado; su Alteza Real; señores jefes de Gobierno; señores representantes de gobiernos extranjeros; señores invitados especiales que nos honran con sus presencias en este lugar; señores miembros del Congreso reunidos en Asamblea; ciudadanas y ciudadanos presentes; querido pueblo argentino: en este acto, que en los términos del artículo 93 de la Constitución de la Nación tiene por finalidad la toma de posesión del cargo de Presidente de la Nación Argentina para el que he sido electo, creo que es necesario poder compartir con ustedes algunas reflexiones expresando los objetivos de Gobierno y los ejes directrices de gestión para que el conjunto de la sociedad argentina sepa hacia donde vamos y cada uno pueda, a su vez, aportar su colaboración para la obtención de los fines que los argentinos deberemos imponernos por encima de cualquier divisa partidaria.