Por Alfredo Zaiat*
Una idea recurrente es que la economía tiene que ser manejada por un súper ministro, un primus inter pares. La experiencia argentina ofrece varias muestras de ese desequilibrio. La dictadura tuvo a José Alfredo Martínez de Hoz; Carlos Menem, a Domingo Felipe Cavallo; y Fernando de la Rúa llegó al paroxismo de juntar en un mismo gabinete a seis economistas, para luego depositar su destino en Cavallo. Así le fue. En la fase de la globalización con hegemonía conservadora, la economía pasó a ser un ámbito exclusivo de los especialistas a quienes se les debía rendir tributo por su conocimiento.
Una idea recurrente es que la economía tiene que ser manejada por un súper ministro, un primus inter pares. La experiencia argentina ofrece varias muestras de ese desequilibrio. La dictadura tuvo a José Alfredo Martínez de Hoz; Carlos Menem, a Domingo Felipe Cavallo; y Fernando de la Rúa llegó al paroxismo de juntar en un mismo gabinete a seis economistas, para luego depositar su destino en Cavallo. Así le fue. En la fase de la globalización con hegemonía conservadora, la economía pasó a ser un ámbito exclusivo de los especialistas a quienes se les debía rendir tributo por su conocimiento.